1. Echas de menos constantemente tener un grupo de amigos para salir y hacerlo todo contigo siempre.
En casa, todavía se siguen viendo, pero tus horarios están muy ocupados y no estás en Europa.
2. No puedes dejar de hablar sobre todo lo que te encantó — hasta el punto de ser extremadamente molesto.
Lo siento.
3. Y mantienes todos los hábitos/jerga que adquiriste, por muy desagradables que puedan ser para tus amigos.
Siempre llevas contigo tu tarjeta del metro.
4. La gente intenta consolarte diciéndote que tu nostalgia sólo es una fase, lo cual sólo te pone más enojado.
CÁLLATE, NUNCA NADA ESTARÁ BIEN.
5. Sigues escuchando los éxitos pop de cuando salías a bailar.
¿Quién pudo olvidar la perfección de “Loca People”?
6. El hecho de que ya no puedas beber legalmente te mantiene confundido y perturbado.
La mayoría estudiamos en el extranjero de entre 19 y 20 años, así que cuando volvemos es DIFÍCIL.
7. Buscas obsesivamente restaurantes que te recuerden la asombrosa nueva comida que ingeriste el último semestre.
8. Las salidas de fin de semana son una prioridad mucho más grande debido a tu reciente sed de aventura.
Aunque sea sólo ir a la playa. ¡NUEVOS TERRITORIOS DESCONOCIDOS, AHOY!
9. Tu habitación está decorada con todos los objetos que juntaste.
Cada postal y baratija.
10. Y tienes una nueva afición por los mercados de productores, siempre esperando encontrar algo precioso.
Aunque sólo sean lentejas.
11. Te quejas todo el tiempo de la tasa de cambio y de cuán baratas son las cosas en el extranjero.
A menos que estés en Londres, en cuyo caso es un poquito mejor estar en casa.
12. Extrañas los momentos de satisfacción con los desconocidos del extranjero.
En casa todo se vuelve loco, ¿pero allí? Había algo como “no sé qué” en todo.
13. 13. Aunque, honestamente, es probable que sigas enamorado/a de alguien del extranjero porque aquel tiempo fue mágico.
¡Oh, la la!
14. Has visto tu viejo dormitorio del campus con Google Street View.
Y si aún no lo has hecho, probablemente lo estés haciendo ahora.
15. Y tratas de dar largas caminatas contemplativas, aunque no sea lo mismo.
Es mucho mejor cuando toda la ciudad es completamente nueva para ti.
16. Hasta los aviones tienen un valor sentimental para ti.
(Incluso si estás haciendo tu usual vuelo de pesadilla de Los Ángeles a Nueva York).
17. Como también los mapas confusos.
A quién le interesa a dónde vas si es a.) un lugar nuevo y b.) Japón.
18. Y— me atrevo a decirlo — hasta la lluvia.
Ni te interesaba el clima desastroso. De hecho, la lluvia volvió todo de color de rosa.
19. HASTA extrañas ser un completo forastero.
Llamabas la atención, pero no te interesaba porque te ayudó a hacer nuevos amigos.
20. Y lo más importante, valoras toda la autoexploración que hiciste mientras estabas fuera.
Estar en el extranjero te hace ver una faceta totalmente nueva de ti mismo.
21. Y lentamente estás aceptando que lo bueno de estudiar afuera no puede durar para siempre.
¡Ay, pero si sí!
22. Entonces te consuelas viendo toneladas de películas en Netflix.
En serio, ¿cómo sobreviviste sin eso?
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23 síntomas de que ya no estudias en el extranjero
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